Ha cogido unos legos de menos de 46 cm. y pieza por pieza ha ido esculpiendo su interior, para que nunca más se vuelvan a sentir vacíos. Es increíble el nivel de detalle de estas piezas.
Aunque no son muy útiles para jugar (son un tanto escabrosos) son sin duda singulares y originales. Es un ejemplo más de como con un poco de imaginación y uniendo conceptos podemos rediseñar nuestros juguetes de la infancia para que den lugar a nuevas e interesantes propuestas.
Un diseño de tres nubes con un montón de trabajo detrás pero que podría ocasionarnos alguna pesadilla...
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